CANTOS MEDICINA.SONIDO SANADOR.

  • 30 enero 2022

Todo es vibración en el universo, y en la materia la vibración se percibe a través del sonido. El sonido es una de las más extraordinarias herramientas que tiene el ser humano para poder conectar aquello que es tangible y visible con lo que no se ve y forma parte de lo desconocido. En todas las culturas la música siempre ha sido un eje conductor de lo místico y de lo que está conectado con lo divino o con la intuición de aquellos que guiaban a sus pueblos o su tribu. Así, culturalmente encontramos formas diferentes de como abordar el concepto del sonido, la vibración y la conciencia, y también instrumentos musicales que dependiendo del lugar muestran la energía que es propia de esa tierra. Hoy en día para nosotros, en el mundo occidental, la música es una herramienta que está muy presente en nuestras vidas. Normalmente no somos conscientes de que la estamos usando como un vehículo o un instrumento terapeútico, pero como ejemplo según nuestros estados de ánimo escuchamos músicas diferentes que nos ayudan a canalizar como nos sentimos. Si además le añadimos un componente de autoobservación y de meditación; incluso de vibración consciente con sonidos específicos, en el caso de los cantos difónicos; instrumentos sanadores, como los cuencos tibetanos o de cuarzo; o la vibración de las palabras sagradas, antiguas, como en el caso del sánscrito ( la lengua que predomina en la mayor parte de los mantras) entonces la música en nuestra vida puede tomar muchísima más fuerza y más presencia. Y así la música puede pasar a ser un elemento que nos puede ayudar a mantener nuestra mente enfocada y nuestras emociones en movimiento, drenadas, de manera que no se estanquen; facilitando así que toda esa energía se pueda transformar en nuestro cuerpo liberando el estrés, eliminando estados de ansiedad y haciéndonos sentir mucha más dicha, amor en nuestro corazón y paz en nuestras vidas.

DESDE LA VISIÓN TRANSCULTURAL A LA EXPERIENCIA PERSONAL

La sílaba más antigua, conocida por los yoguis, que representa la vibración es el OM (es una manera de decir Dios o la Creación en forma de sonido). Nos explica que el Universo está creado de dos naturalezas, una expansiva y otra retroactiva, movimiento que se expande hacia todas las direcciones y movimiento que se recoge hacia el interior. Conecta el macrocosmos con el microcosmos. A través de este sonido expandimos la consciencia y desarrollamos más comprensión. Es un vehículo que nos transporta hacia las profundidades de nuestro ser y nos conecta con todo lo creado en esta vida.

Son pues los mantras una de las prácticas más antiguas. Éstos son una de las mejores herramientas para la paz mental, el autoconocimiento y la expansión de la consciencia. Y éstos fueron rescatados por meditadores que llegaron a un nivel de consciencia tan alto que pudieron captar los sonidos del universo más elevados. Son vehículos de transmisión de conocimiento y su vibración es muy alta. Al recitarlos producen cambios en nuestra vibración. Su vibración despierta el alma, siendo más conscientes de nuestra existencia y convirtiéndose en una práctica extraordinaria y muy poderosa.

En la India la música siempre estuvo vinculada a la espiritualidad y la devoción, ofrenda y entrega incondicional que nos abre al amor. Todo ser humano nace con la naturaleza de despertar el amor devocional en su corazón. Normalmente conocemos el amor como una forma de relación con la vida, pero nuestro interior está diseñado para llegar a un amor más allá de este. La devoción es un suceso natural en nuestro interior y la vibración del mantra nos despierta inevitablemente a ese amor y gratitud sin causa. Pasamos a experimentar el amor de un plano horizontal a un plano vertical, nutriendo nuestra experiencia como humanos. Y la música pasa a conectarnos con un estado meditativo, natural al ser humano, estando completamente presentes.

En Tuba, Mongolia, nace una de las técnicas más impresionantes, que son los cantos difónicos o arcoiris de la voz. Sus practicantes desarrollan sonidos muy agudos y muy graves para poder atravesar los vientos. Se le llama así porque son dos notas, grave y aguda, que juntas hacen el arcoiris de sonido. Asemejan sonidos de la naturaleza y nos permiten vivir experiencias mágicas que nos acercan a la unidad.

Quizás son los sonidos del Tao los menos conocidos, caracterizados por ser sordos. Según la medicina china el órgano principal es el corazón, el Gran Emperador, por lo que se centran en sus cantos en el corazón. El sistema orgánico aquí es entendido como una totalidad y para cada órgano principal del cuerpo le asignan un sonido que ayuda a equilibrarlo.

Desde la tradición nativoamericana se otorga al amor la principal medicina y es la música la que abre el corazón al amor. Los indígenas americanos, siempre entendieron la música como el gran mensajero del Espíritu. Los cantos medicina salen de un espacio de sanación emocional, álmica… Hay muchas tribus que tienen el canto como el principal método de sanación y/o conexión con el Gran Espiritu. Si el corazón está abierto nuestro cuerpo recibe el beneficio de esa apertura. Es una medicina que cura y previene. Cantando vibra el timo y fisiológicamente repercute en el sistema inmunitario y nos mantiene sanos.

Son también varias las técnicas que utilizan instrumentos que transmiten vibración, como los cuencos de cuarzo por ejemplo, que tiene unas ondas estables y ese impacto equilibra las frecuencias de nuestros hemisferios cerebrales, rompiendo cristalizaciones acumuladas en nuestras células.

Ejemplos claros más que suficientes en lo recapitulado de que el sonido, el canto y la música han sido y son medicina para el alma, y en consecuencia para el ser humano en su totalidad.

Y son varias las cosas que fui entendiendo en la medida en que fui profundizando en la voz como sanación, y la primera es que para comprender el sonido hay que desarrollar una buena relación con el silencio. Es imprescindible escuchar el espacio de donde nace el sonido. Ambos no pueden existir sin el otro. Es en el final de uno donde empieza el principio del otro. Hacer música nace de nuestra sensibilidad y ésta está relacionada con el silencio interno. Y a partir del silencio surge la vibración y la vibración crea sonidos, los sonidos crean ritmos y los ritmos melodías, siendo la melodía el vehículo directo de las emociones, permitiendo expresarlas y transmitirlas. Donde no llega la palabra llega la melodía. Es una experiencia tangible de nuestro interior. Por ello, en muchas culturas la melodía ha sido la base para comunicarse con el espíritu para mantenerse felices y sanos. Si nuestras emociones están fluidas la vida fluye. Necesitan estar en continuo movimiento, igual que el río hacia el mar. A veces bloqueamos las emociones y cortamos la espontaneidad y la música ha ayudado en muchas ocasiones a desbloquear esas emociones.

Y muy importante en la sanación a través del sonido es el estado de la persona que transmite el sonido, ya sea a través de la voz o de instrumentos, que se le llama presencia sanadora. Este estado determina como llega la frecuencia al otro. La presencia sanadora nos ayuda a tomar consciencia como fluctúa la energía entre nosotros y el entorno. Escuchar nuestra presencia nos convierte en medicina. En el momento en que entendemos que la presencia es la sanación toda la música que hagamos puede dar un salto cuántico. Nuestra presencia es la sanación. No hay que hacer nada. Y es ahí donde la sanación se dá, de corazón a corazón, de alma a alma, en compañía de la inmensidad,del Gran Espíritu. Resonando con el otro sale la vibración que el otro necesita en el aquí y ahora para equilibrar sus cuerpos y sanar, siendo la experiencia muy personal dependiendo del momento en que la persona está.

Eva Méndez Rolán